Foto por IG:martin_buen_viaje
El amanecer es especial porque es efímero… pero eterno. Es cuando se cosecha y también cuando se siembra. Es el momento de las posibilidades, de la unión de universos, cuando se abren las puertas e iniciamos nuestro camino.
A la vida vamos con el corazón por delante, en la mano, en el aire. Vamos como quien se echa a andar por primera vez: con los sueños en la mente y los anhelos floreciendo. Con la curiosidad alerta, fascinados por el misterio que hay en los ojos de un niño, más aun en los de un abuelo. Por el milagro de una gota de rocío, de un sabor justo o del roce con la piel deseada.
Viajar es echarse a andar, salir de lo conocido, superar la resistencia. Es sentir miedo, observarlo, fluir con él y dejarlo pasar, pues la vida está al otro lado de lo que más temes. Es perder el equipaje; a veces, quemar las naves; otras, construir puentes. Saber que hay tantas posibilidades como personas habitan esta tierra y que cada una es digna de ser explorada. Que puede llevarse una vida entera conocer a quien amas, y más de una vida conocerte a ti mismo. Que no hay respuesta más acertada que la que resuena con tu espíritu.
Bienvenidos a este Buen Viaje que empieza ahora pero que no termina nunca.
“La vida Es perder el equipaje; a veces, quemar las naves; otras, construir puentes”
Conocemos el principio, pero no el final de nuestra aventura. No hay plan que dure cien viajes ni viajero que lo organice. Creemos que no existe un plan de vida, sino un plan universal; si el día se llena de imprevistos, sabemos que son parte de la ruta y que el sendero sorprende más, cuantos más obstáculos tiene.
A la vida vamos ligeros, navegando sin carga extra, listos para recibir los golpes de viento, cambiar las velas, ajustar el rumbo. Ese navegar ligero significa dar y recibir en la misma proporción, pues no hay mayor logro que la congruencia.
Hay recorridos que no se miden en kilómetros, ni siquiera en centímetros. Van por lo intangible, por el interior: mirarnos en el espejo de obsidiana y reconocer nuestro legado. Quitar las capas de los nombres, los adjetivos y los roles para transitar a otros parajes, a veces gozosos, a veces escarpados. No debemos nada a nadie, más que a nosotros mismos. Y desde ahí, buscamos compartir de corazón a corazón, con la certeza de que alguien nos acompaña, de que lo que se descubre en compañía es semilla de entendimiento y el entendimiento, semilla de paz.
Compartimos así nuestra jornada, para crear momentos de gozo. Instantes que marcan el espíritu y son inolvidables. Sabemos que, al compartir, la abundancia no se termina, sino que se hace más grande. Nada está escrito, por eso hoy es nuestra mayor promesa. Una promesa es una intención. Y las intenciones son la energía que transforma el presente; por eso el futuro no es más que la representación concreta de lo que hoy nos convence.
No hay mayor inspiración que el aprendizaje, pero no el de la escuela, sino el que se da en la naturaleza, con los maestros y las experiencias. Y, por eso, sentimos gratitud de estar en este Buen Viaje.
Nuestra intención es que emprendas tu Buen Viaje personal, el que ahora resuena con tu espíritu y que es tan único como lo es tu andar por esta tierra.